Marty (Colin Farrell) y Billy (Sam Rockwell) son dos colegas que viven en Los Angeles, el primero es guionista de cine, aunque su afición a la bebida lo tiene estancado con su nuevo guión, del que tan sólo tiene el título. "Siete psicópatas". Por otro lado, su colega Marty es un actor de segunda, o tercera, que mientras espera la llegada de ese gran papel que lo encumbre al estrellato se dedica a raptar perros con la ayuda del septagenario Hans (Christopher Walken). Éste es un tipo amable, un ladrón de la vieja escuela, que espera los resultados de la operación de su esposa hospitalizada.
Nos vamos situando, ¿no? Bueno, pues bien, Billy y Hans cometen el error de raptar al perro de Charlie (Woody Harrelson) un mafioso con tendencia a la violencia desatada, lo cual va a meterlo en una espiral que los perseguirá hasta el final de la historia y que traerá graves consecuencias.
Al mismo tiempo, un misterioso asesino (el psicópata nº1, en el guión de Marty) está eliminando a toda la basura criminal de la ciudad. Todo esto, unido a la aparición de otros asesinos, componen el guión de la segunda película del director británico y guionista Martin McDonagh, que ya deslumbró en el 2008 con Escondidos en Brujas, una personal aproximación al thriller, al igual que hace en esta nueva cinta: Diálogos geniales y una trama de lo más enrevesada, cuyas piezas encajan a la perfección al final y una curiosa mezcla de comedia existencialista y retrato criminal que hacen de este director una de las esperanzas a seguir en la pantalla grande.
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