Steven Spielberg ha logrado con esta película, que conozcamos a la persona. El personaje histórico queda prácticamente en un segundo plano, cuando compartimos momentos íntimos de Lincoln y su esposa, Mary. El sufrimiento que los une y separa por la muerte de uno de sus hijos.
Enmarcada dentro de los últimos meses de vida del Presidente, veremos su lucha para aprobar la enmienda que abolió al esclavitud en los Estados Unidos, y es curioso, pero el guionista Tony Kusher y Spielberg nos ofrecen un retrato poco favorecedor del mundo de la política, pero no por ello menos realista. Lincoln y su gabinete intentan por todos los medios conseguir ese puñado de votos que les hacen falta y para ello recurrirá a todas las argucias posibles. Es por ello que "contratan" a W.N. Bilbo (James Spader) y sus asociados, los cuales deberán hacer el trabajo sucio, no faltando varias escenas humorísticas, que aligeran bastante bien la carga dramática del film. Y es que hay que tener que mientras todo esto se desarrolla, el país sufría una guerra civil cruenta, por lo que era vital terminar con la lacra de la esclavitud.
Los actores están soberbios, al pareja Day Lewis-Field logra transmitir a la perfección su unión, la dificultad que suponia dirigir al país más poderoso del mundo en aquella época y a la vez tener vida privada.
Pero el que a mi parecer se lleva la palma es Tommy Lee Jones y su Thadeus Stevens, un fuerte opositor a Lincoln dentro de su propio partido, el republicano, que sin embargo dejará de lado estas diferencias para conseguir el objetivo político y social. Y es que a él le toca más de lleno que a la mayoría de sus compañeros de estrado.
Sin duda, ésta será una de las más fuertes candidatas a los Oscars de este año.
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