Producida por Alan Ball (A dos metros bajo tierra, True Blood) y creada por los recién llegados Brian Schickler y Jonathan Tropper podíamos definirla como thriller sexy: Lucas Hood es un ladrón que acaba de cumplir condena en prisión, pero las cosas en la calle no van a hacer que su vida mejore... Perseguido por unos matones, pide la ayuda de un antiguo y curioso asociado, el peluquero travesti Job, que le consigue una nueva identidad. Huyendo de sus perseguidores llega al pueblo de Banshee, donde la casualidad hace que conozca al nuevo sheriff, que es asesinado ante sus ojos. Hood es un superviviente y con rapidez, sin pensarlo dos veces, asume la personalidad del agente de la ley.
Pero su vida en Banshee no va a ser sencilla, ya que el pequeño pueblo está dirigido por la ferrea mano del mafioso Kai Proctor, un tipo sin escrúpulos y con un pasado turbio y misterioso.
Hood encuentra a su antigua asociada y amante, Carrie, que ahora es una madre de familia y que no quiere saber nada de su pasado delictivo, aunque la aparición de Hood hará que algo en su interior se remueva.
Mientras tanto, los secuaces de Mr Rabbit se acercan peligrosamente...
La serie es distraida, cuenta con buenas action pieces, pero lo malo es que los protagonistas son caras desconocidas, que aunque no lo hacen mal, carecen del empaque que este thriller necesitaría. Tan sólo Ben Cross da rostro al villano de la función, un tipo que sin ni siquiera hablar da miedo.
Creada por Kevin Williamson (Saga Scream) y protagonizada por Kevin Bacon, nos narra la historia del agente Ryan Hardy, que arriesgó su vida para capturar al peligroso psicópata Joe Carroll (James Purefoy), para después narrar su investigación en un best seller... Años después, el criminal escapa de la cárcel y comienzan una serie de muertes que llevan a Hardy, enfermo del corazón, a volver a enfrentarse con el asesino, ya que éste va detrás de su última víctima, que sobrevivió, la joven Sara Fuller (Maggie Grace).
El exprofesor de literatura es un tipo con una personalidad magnética, tanto que en sus años de reclusión ha establecido contacto con toda una red de criminales en potencia, sleepers que despertarán cuando él dé la orden, para ejecutar sus planes.
A estas alturas de la película, que nos vengan con un argumento como éste, nada original y con un "nuevo" asesino en serie (Purefoy carece del carisma necesario para afrontar este papel) después de todos los que hemos visto desde El Silencio de los Corderos, no aporta nada nuevo... De hecho, me da en la nariz que esta nueva serie va a ser algo parecido a Alcatraz: el típico procedural, a psicópata por episodio.
Si esto es lo más novedoso que las parrillas norteamericanas pueden ofrecernos, podemos empezar a temblar...
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