martes, 29 de junio de 2010

TREME


Atención: Si no os gusta la música, saltáos esta reseña, por favor.
Tremendo retrato coral de los habitantes de New Orleans después de que el huracán Katrina les arrebatara sus casas, sus vidas, todo... David Simon, creador entre otras de The Wire, nos lleva de la mano por estas calles fantasmales, algunas de ellas, que se mantienen en pie por el esfuerzo de unos pocos valientes que regresaron a su lugar de origen. Las experiencias vitales de estos personajes son los que nos darán una visión global de lo que es esta urbe y lo que significa vivir allí: Antoine Batiste, socarrón músico que toca con maestría el trombón allí donde puede. Mujeriego, con hijos repartidos a lo largo y ancho del lugar.
Ladonna, propietaria de un bar, madre de familia y embarcada en la búsqueda de su hermano menor David. Tiene dos hijos de una relación con Batiste.
Janette, genio de la cocina, intenta mantener a flote su pequeño restaurante mientras tiene una relación singular con el alocado Davis Macalary, un músico, DJ, político... Colgado de la vida, rendido al ritmo del jazz y amigo de todo el mundo.
Toni Bernette, abogada que ayuda a Ladonna en la investigación. Está casada con Creighton (John Goodman), profesor universitario, historiador y escritor que no soporta la injusticia y el olvido que el Gobierno tiene hacia su amada ciudad.
Albert Lambreaux, jefe indio de un grupo que sale en en el Mardi Gras, el carnaval. Regresa y toma posesión de un ruinoso bar, que poco a poco limpia y reconstruye, así como intenta recrear el grupo que una vez fue.
Pues bien, todos estos y muchos más: Músicos callejeros, estrellas reales como Elvis Costello, Terence Blanchard... y muchas más forman el tapiz que hace de esta serie una obra maestra.
Y si además os gusta la música... Uauh! Decenas de temas han sonado ya en los diez primeros episodios que conforman la primera temporada de esta maravilla emitida en la HBO norteamericana.

domingo, 27 de junio de 2010

BROOKLYN´S FINEST


Antoine Fuqua, director sobre todo recordado por la magnífica Trainig Day y la no despreciable Shooter, regresa a las calles de donde no debió salir(cinematográficamente hablando) y al género negro policial. En esta historia, heredera de los relatos de Joseph Wambaugh (El campo de cebollas, Los nuevos centuriones) se nos cuenta la historias de tres miembros del Departamento de Policía de New York: Sal (histriónico Ethan Hawke) es un padre de familia numerosa que cruza la línea de la legalidad y roba dinero de sus incursiones contra grupos de traficantes.
Tango (Don Cheadle) es un agente encubierto que forma parte de una de las bandas de color de las ciudad y que lleva el cotarro de las drogas. Su mejor amigo, Caz (recuperado Wesley Snipes), acaba de salir de la cárcel y tiene con él una gran deuda.
Finalmente, Eddie (Soberbio Richard Gere) es un agente al borde la jubilación. Quemado, solitario y siempre un paso atrás del riesgo, está a punto de terminar su trabajo como policía, pero al final, deberá plantarle cara a una peligrosa situación.
Esta película podría ser una continuación de Trainig Day, ya que nos vamos a encontrar con una galería de personajes que nos resultarán conocidos.
Los tres protagonistas no se conocen entre ellos y al final, un lobrégo bloque de pisos será el nexo que unirá sus existencias, para bien o para mal.

AIR DOLL


Hirokazu Kore Eda, director de obras de corte realista como Nobody knows o Still Wailking, o de frescos históricos llenos de humor como Hana, nos muestra ahora la triste historia de Nozomi, una muñeca hinchable, que un buen día cobra vida. Su mente es una pizarra en blanco y así, bajando a la calle y relacionándose con las personas, será como comience a conocer los sentimientos humanos.
Realismo mágico que nos enseña las grises existencias de varios personajes que rodean a la inocente Nozomi: Su propietario, un solitario camarero de bar; una mujer que come y come hasta vomitar; otra que quiere parecer joven aunque sea una tarea imposible...
Con momentos de un gran lirismo, la historia se irá tornando más y más oscura para la bella Nozomi, ya que padecerá la lujuria de su jefe en el videoclub y sin quererlo acarreará una tragedia, pensando que todo el mundo tiene una válvula en el ombligo...
Destaco la escena en la que vemos planos de la ciudad y se oye la respiración de la, hasta entonces, estática muñeca. Poesía pura.

lunes, 21 de junio de 2010

LEYENDO COMICS 6. DESTROYER


¿Existe fecha de jubilación para el superhéroe? ¿Se puede terminar con dignidad una carrera de lucha contra el mal? ¿Y tener una familia? Éstas y otras preguntas son respondidas por el guionista Robert Kirkman y el dibujante Corey Walker en esta miniserie de cinco números que acaba de ser recopilada en los EEUU en un tomo.
Keen Marlow, Destroyer, se muere. Su corazón ya no aguanta más y después de dos ataques el siguiente será el definitivo. Pero Keen no quiere irse por la puerta de atrás, todo lo contrario. Antes de dejarlo va a limpiar de una vez por todas la basura villanesca que pulula por la ciudad. Toca arrancar cabezas, destrozar miembros y terminar la lucha con la cabeza bien alta. Mientras tanto, Keen trata de ocultar su enfermedad a su mujer, que lo conoce mejor de lo que él piensa. Los dos han pasado una larga vida juntos y tienen una gran familia.
En pocas ocasiones he leído una historieta superheroica que mezcle tan a la perfección el mundo de las mallas y capas con una familia normal y corriente. Pero claro, está escrita por uno de los guionistas más interesantes del momento: Robert Kirkman. Si no habéis leído aún su Invincible o Los Muertos Vivientes no sé que hacéis aquí.
Tomando a este personaje creado por Stan Lee y olvidado con el paso del tiempo, el guionista lo recupera para mostrarnos cómo son los últimos días de un viejo guerrero.
Y para rematarlo todo, las portadas son de Jason Pearson, casi nada!

viernes, 18 de junio de 2010

LUTHER


Gracias al blog de Hernán Casciari, Spolier, he conocido esta serie inglesa de seis episodios emitidos en la BBC. Bueno, siguiendo el consejo del amigo argentino vi el primer episodio y... tuve que ver el resto de la serie: John Luther es un poli londinense, su aspecto de brutote oculta una mente privilegiada, entrenada para ver lo que los demás no captan en la escena de una crimen. Su unidad está especializada en homicidios y la mayoría de los casos suelos llevarlos a individuos que padecen graves psicopatías. Y ahí precisamente comienza la historia, Luther lleva persiguiendo varios meses a un tipo que asesina a jovencitas. Consigue encontrarlo y en una busqueda contra reloj salvar en última instancia a su víctima. Pero los métodos de Luther no son los ordinarios, cuando el asesino queda colgando de una plataforma lo deja ahí hasta que obtiene una respuesta e impasible, lo deja caer al abismo. Milagrosamente sobrevive, aunque permanece en coma en el hospital.
Luther sufre un ataque y es retirado del servicio activo durante varios meses. En este tiempo, además de perder su trabajo también pierde a su mujer, Zoe, que encuentra el amor en los brazos de otro hombre bastante más centrado que el poli.
El asesinato de una pareja en la campiña será el caso de bienvenida a su unidad. No hay motivos, ni enemigos, tan sólo una joven hija destrozada. Pero Luther es perro viejo y mientras trata de seguir adelante con lo que queda de su vida avanza en el caso.
Una serie con un prota que te engancha a los cinco minutos de aparecer en la pantalla, interpretado a la perfección por Idris Elba (Rockanrolla, The Losers...) y que en cada episodio protagonizará un nuevo caso de asesinato, a la vez que intenta recuperar el amor de su esposa y lidia con una "amiga" muy especial, que lo ayudará cuando lo necesita y también cuando no...

domingo, 13 de junio de 2010

I LOVE YOU, PHILIP MORRIS


Hace mucho que la carrera del gran Jim Carrey no es lo que era. Después de una serie de comedias que se han convertido en clásicos (Dos tontos muy tontos; Yo, yo mismo e Irene...) y varios intentos por hacer cine más "serio", de la que surgieron El show de Truman y Man on the Moon, grandes películas ambas, el resto de su producción han sido comedietas con más o menos gracia y algún que otro acercamiento a otro tipo de cine alejado de las risas.
Ahora llega esta película en la que se mezclan comedia y algo de drama. En ella se nos presenta a Steven Russell, un padre de familia cristiano, que trabaja de policía en un pequeño pueblo. Su vida es perfecta hasta que sale del armario. Es gay, muuuy gay (como él mismo confiesa). A partir de enctonces su vida será una espiral de gasto, locura, fiestas y desenfreno gayer. Pero una vez que se le acaba el dinero empezará a realizar actividades ilegales. Por ejemplo, se hace pasar por abogado cuando carece de los estudios, pero una suerte enorme y una cara dura como el cemento le harán salir de más de un embrollo. Sin embargo, la suerte no es eterna y terminará con sus huesos en la cárcel. Allí aplicará sus habilidades y se buscará la vida para labrarse una reputación. Y es entonces cuando conoce al Philip Morris del título, otro gay, tímido y apocado del que se enamorará locamente.
A partir de entonces todo lo que hará, lo que robará, engañará lo hará por amor.
La historia nos la cuenta el propio Steven desde la cama en la que se muere... pero en esta historia, basada en hechos reales, hay muchos giros y nada es lo que parece.
Especie de mezcla de Brokeback Mountain y Atrápame si puedes, ha tenido ciertos "problemillas" con la distribución y aunque debía de haberse estrenado el año pasado, algo ha ralentizado su estreno. Os puedo asegurar que no hay nada que pueda ofender a una persona sana mentalmente (de la gente podrida ni hablo...) y tiene momentos realmente hilarantes.

martes, 8 de junio de 2010

IKIKOMORI

Me levanto cada día a las 6:00 de la mañana. Cada día.
Me quito toda al ropa, el pijama y la ropa interior y la tiro en el recipiente para lavar.
Repaso con la maquinilla el poco pelo que me ha crecido durante el día anterior.
Dentro de la ducha lavo mi pelo, el poco que tengo y luego repaso varias veces la superficie de mi cuerpo, cada recodo queda perfectamente limpio. Me seco cuidadosamente, odio la sensación de humedad. Me unto varias cremas protectoras. En los codos, en la cara. Afeito la incipiente barba.
Siempre desayuno lo mismo. Un vaso de leche templada,un bollo y un zumo de naranja natural.
Junto a la puerta de mi casa está ya el periódico que puntualmente me entregan. Estoy suscrito. Lo leo sentado en la taza del váter mientras vacío mis tripas de la frugal cena.
Abro el armaro y pienso en qué día es hoy. Martes. Cojo la ropa del martes. Camisa, corbata, pantalón y chaqueta.
Recojo mi bolsa y abro la puerta. Respiro hondo mientras pasan unos segundos. Ahora. Ya puedo salir. No hay nadie en el pasillo. En esta planta sólo vive una pareja de ancianos y se levantan bastante más tarde que yo.
Cojo un kleenex de mi bolsillo y con él en la mano pulso el botón de llamada del ascensor. Lo hago una pelota y lo tiro en la papelera que hay junto a mí.
El ascensor baja con rapidez. Salgo al portal. La luz del día aún ilumina la ciudad. Con rapidez pero sin correr enfilo mis pasos hacia la boca de metro que hay justo en la esquina de mi edificio. Es tan temprano que prácticamente no hay nadie en el andén. Paso mi bono por el sensor y paso a la estación. Un marcador digital marca los seguntos que faltan para el que metro llegue a mi estación. Cierro los ojos y espero oir el sonido que, lejano, surge del túnel y que se aproxima, poco as poco.
Mientras llega, observo los vagones y elijo uno en el que no haya nadie. A esta hora no es difícil.
Sólo tengo que esperar tres paradas para llegar a mi destino. Si veo que alguien va a subir a mi vagón, cambio de compartimento.
Por fin llego. Subo las escaleras hasta notar el fresco de la mañana. El edificio donde trabajo está al otro lado de la carretera. Por suerte, el semáforo se acaba de poner en verde, así que acelero el paso sin que se note que me pongo un poco nervioso. No me hubiera gustado nada tener que esperar en el paso de cebra.
Queda una hora para que comience a trabajar así que me interno en el pequeño parque que hay junto a mi lugar de trabajo. Siempre me siento en el mismo banco, pero eso sí, antes lo limpio con otro pañuelo de papel. Un gran árbol me oculta pero puedo ver perfectamente la entrada del bloque de oficinas.
Hay días en los que la hora que paso ahí, sentado, va más rápida, otros más lenta. Hoy no tarda demasiado. Veo a la gente que empieza a llegar, algunos son mis compañeros de empresa, otros no.
Ahora sí que respiro hondo, muy hondo. es el momento más complicado del día. Me dirijo hacia el edificio y me meto entre la gente. Nadie me saluda y yo tampoco saludo a nadie. No los miro a las caras, mantengo la mirada baja. Paso de largo por la puerta del ascensor y entro en la escalera de servicio. Nunca me he encontrado a nadie por aquí. Tengo que subir seis pisos, así que lo hago en tres fases para no sudar. Descanso cada dos plantas y cuando llego a mi destino sigo estando fresco como una rosa.
Mi trabajo es aburrido. Lo controlo al cien por cien. Sólo tengo que estar delante de mi ordendor, semioculto por un panel opaco que me protege. Las cifras van llegando y yo sólo he de comprobar que todo esté en su sitio. Así ocho horas. Ocho horas en las que no me muevo de mi silló, no voy al baño, no como, no hablo. Tan sólo miro al pantalla de mi ordenador.
Hay ciertos momentos en los que el flujo de datos se ralentiza y puedo aprovechar para hacer tareas más "personales". Hago el pedido de mi comida, los libros que leo, películas que veo. Todo lo que necesito está en la red, no me hace falta tratar con empleados lentos y despreocupados.
Miro mi reloj. Faltan cinco minutos para salir pero yo espero hasta que todos se han marchado. Los oigo levantarse antes de tiempo, gritando, vociferando como la extraña manada que son.
Por supuesto a esta hora me sería imposible bajar la metro, hay demasiada gente, así que camino por las calles que conozco a la perfección. Elijo las menos populosas. De paso hago algo de ejercicio. Tantas horas sentado no son buenas para nadie y aunque más tarde haré ginmasia en casa desentumezco mi musculatura.
Llego a casa. Por suerte no hay nadie esperando el ascensor. Llego a mi planta y abro la puerta, temblando ligeramente. Me quito la chaqueta y la corbata. Voy al baño y orino por un largo rato. En la cocina bebo un gran vaso de agua fresca y me pongo a cocinar. Cada día de la semana me toca comer algo diferente. Saqué el menú de una página de internet. Hoy tocan macarrones con queso. Bien, me gustan.
Abro una botella de Lambrusco y vierto el vino fresco en una copa. El resto lo tiro al fregadero. Sólo bebo una copa al día mientras como.
Vuelvo a ducharme y cojo un pijama limpio. Programo la lavadora y el lavavajillas. El sonido de los electrodomésticos me acompaña mientras barro y friego el piso.
Cuando termino ojeo algunas páginas web que me interesan, pero casi siempre me canso al poco rato. Me tumbo en el sofá y leo algo, un libro o un comic. Pasan las horas. Tengo un pequeño gimnasio en una de las habitaciones. Hago mis ejercicios diarios para mantenerme en forma: Bicicleta, correr en la cinta, abdominales y pesas.
Me doy mi tercera ducha. Después es hora de cenar. Sólo como un poco de queso con un trozo de pan, no tengo mucha hambre.
Voy a mi dormitorio y me tumbo en la cama. Tengo conectado el ordenador a mi tenevisor de cuarenta pulgadas. Veo una película extranjera, leo los subtítulos y por una hora y media o dos horas consigo abstraerme, relajarme.
Son las doce de la noche. Me levanto y voy al cuarto de baño. Orino y defeco. En la cocina me tomo la pastilla para dormir.
Apago la luz y me tumbo en la cama. Espero el amodorramiento que me da la pastilla. A veces tarda más que otras. Pienso en mañana.
Mañana será sólo otro día.

domingo, 6 de junio de 2010

PATEANDO CULOS




La adaptación del comic de Millar-Romita Jr. por fin llega a nuestras pantallas. Personalmente, para mí ha sido duro no echarle un vistazo a la película vía internet, ya que lleva colgada desde hace más de un mes, pero ésta qúería verla en una sala de cine.
En general, la trama es parecida a la del comic, aunque los guionistas Jane Goldman y Mathew Vaughn han cambiado algunos detalles: El prota, Dave, es mayor que en el comic; han rebajado un poco la hiperviolencia de bastantes escenas que en el comic chorreaban sangre y sobre todo (tranquilos...) han cambiado hechos vitales del argumento del comic. Sobre todo el status del personaje al final de la historia. Le han querido dar una visión "ochentera" a la historia y la verdad es que les ha quedado muy bien. Toman la idea principal del comic, que en nuestro mundo real puedan existir los superhéroes y la lleva con genialidad a la gran pantalla. Las escenas paralelas están narradas a la perfección, así como las peleas (sobre todo las protagonizadas por la peligrosa Hit Girl...).
Sin dar ningún detalle sobre el final sólo constato que prefiero el del comic, pero este es el cine de Hollywood, amigos, y ha nacido una franquicia que da beneficios. Han transformado la historia de un loser total en la historia de un friqui, que no lo era tanto y que al final logra conseguir su más deseado sueño...