Conozcamos a los Fishers, son una familia que ha regentado durante muchos años una funeraria. El fallecimiento del cabeza de familia, Nathaniel, en un accidente de tráfico, hace que todos se reunan.
Nate (Peter Krause), el rebelde. Huyó hace años del hogar y vive en Seattle. Regresa con la intención de volver lo antes posible a su trabajo. En el aeropuerto conoce a Brenda Chenowith, con la que mantiene una relación sexual inmediatamente.
David (Michael C. Hall), sobre él recae ahora el peso de la responsabilidad del negocio. Es gay y mantiene una relación con un oficial de policía de color, Keith. Siempre está agobiado por no haber salido del armario ante su familia y sobre todo, delante de la comunidad religiosa a la que pertenece.
Ruth (Frances Conroy). La madre. Siempre procurando que todo salga bien, cuidando los detalles. Lo malo es que no se entera de nada. Mantiene una relación extramatrimonial con un peluquero aficionado al camping.
Claire (Lauren Ambrose), la benjamina. Cínica, arisca. Siempre buscando el cariño que ella piensa que no ha recibido de su familia. Se da de bruces una y otra vez, relación tras relación. No sabe que hacer con su vida hasta que la fotografía se cruza en ella.
La serie, creada por Alan Ball para la cadena HBO, comienza siendo una comedia negra en la que somos testigos del día a día de estos curiosos personajes pero con el tiempo las tramas se van volviendo más y más dramáticas, desapareciendo el humor casi del todo. Podíamos definirla como un drama con rivetes cómicos, de humor muy negro.
Al contrario de lo que puede parecer, no es una serie sobre la muerte, sino acerca de la vida. Cómo se lidia con los problemas, la incapacidad para comunicarnos con los demás, el fracaso, la búsqueda de esa persona que nos complemente. Todo en medio de una galería de personajes fascinantes, que episodio tras episodio se vuelven más interesantes. Los fallecidos conversan con los vivos, siendo en realidad monólogos que los protagonistas tienen y en los que tratan de hayar respuesta a sus dudas...
Durante cinco temporadas (2001-2005)conoceremos los avatares de la singular familia Fisher y de los personajes que pululan a su alrededor: Rico, Brenda, Keith, Billy...
Muchos se pregunta por qué Tru Blood es tan mala (sin dejar de verla, eso sí) y tal vez la respuesta sea que tanto Ball como su equipo de guionistas echaron el resto con esta genial serie. De todas maneras no hay que echarle tanto la culpa, tan sólo basta ojear la sinopsis de las novelas escritas por Charlaine Harris.
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