Esperábamos con ansiedad esta nueva versión de las aventuras del cimmerio y la verdad es que viendo el resultado, podíamos haber seguido esperando.
Primero lo bueno: Jason Momoa es Conan, es algo innegable. En cuanto sale en pantalla nos olvidamos del bueno de Arnie.
La escena de su nacimiento, en medio de una batalla y ligándolo para siempre con la sangre y la lucha está muy bien. Asimismo, el ritual que los jóvenes del poblado bárbaro han de pasar y como el joven Conan regresa victorioso son lo mejor de toda la cinta.
Lo malo es mucho: En primer lugar un villano, Khalar Zym, que no tiene fuerza y que la verdad, te da igual que busque los trozos de una máscara para dominar el mundo.
Su hija, Marique ("interpretada" por Rose McGowan) luce algunos estilismos, uno en especial, que recuerdan a los mejores tiempos de Sarita Montiel. Horrible.
La película va saltando de un sitio a otro, sin ton ni son, mostrándonos una región que no debe ser demasiado vasta, visto la rapidez con la que los personajes llegan de un lugar a otro. Pocas veces he visto utilizar el recurso de la elipsis con tanta profusión y poca verguenza.
La mayoría de las escenas de lucha son terriblemente confusas, cuesta ver qué ocurre, por lo que uno termina bastante mareado.
La chica de la peli, Tamara (Rachel Nichols) aprueba a lo justo, con un personaje algo sosito, aunque enseña algo de chicha en una escena de sexo... (algo es algo)
La verdad, esperaba algo más de Marcus Nispel, que tampoco es que ofrezca un festín de sangre.
Pero si tenemos en cuenta que los guionistas son los mismo de la última versión cinematográfica de Dylan Dog, me explico muchas cosas.
Jason Momoa dice haber escrito un gruión para la secuela, no estaría mal que le echaran un vistazo...
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