Como aficionado a las historias del Mejor Detective del Mundo, me picaba la curiosidad esta nueva vuelta de tuerca catódica. Los primeros avances le hicieron poner el grito en el cielo a más de un@... Pero claro, hasta que no se ve el producto final no podemos opinar.
A la doctora Jane Watson (Lucy Liu) le ofrecen un trabajo, deberá supervisar la recuperación del británico Sherlock Holmes (Jonny Lee Miller), que se está recuperando de su adicción a las drogas. Lo que la ex cirujana no sabe es que se va a dar de bruces contra un tipo maniático, observador, aparentemente caótico, pero que resuelve casos criminales, asesorando a la policía norteamericana (al igual que hizo con Scotland Yard). Enseguida los dos carácteres chocarán, pero surge algo, un lazo que los llevará a meterse en la resolución de oscuros casos de asesinato.
La serie tiene ritmo, los actores están bien (Lucy Liu no va de tía buena y Jonny Lee Miller se aleja de la interpretación de Benedict Cumberbatch en Sherlock. Logicamente, las comparaciones han surgido)pero el problema surge en el momento en el cual se ha cambiado de sexo a Watson, el fiel acompañante del investigador. Surge la inevitable tensión sexual y la serie se convierte en un producto a lo Luz de luna, Bones o Castle... Lo que sí espera uno es que la serie no se limite a ser una resolución de casos, sin que haya subtramas y por supuesto, surja la némesis de Holmes...
Nada que ver con Sherlock, tranquilos. Esta es una serie para esos momentos de aburrimiento, en los que no tenemos nada que llevarnos a la retina, lo que ya es decir bastante a favor de ella.
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