Todo el mundo está ya hablando sobre esta película, que ya se ha convertido en la del año por muchos motivos entre ellos los meramente comerciales (ha arrasado la taquilla en su primer fin de semana).
J.A. Bayona es ésta, su segunda incursión en la dirección cinematográfica da un salto enorme y se transforma en un realizador internacional, un tipo fiable, que es capaz de plasmar en imágenes cualquier tipo de situación y, sobre todo, que tiene la habilidad de transmitirle al espectador las emociones, sentimientos que experimentan los personajes de la pantalla.
Lo imposible tiene varias fases: En la primera te agarra por el cuello y te lleva a un viaje terrorífico. Vas a sufrir el miedo de estar dentro de un tsunami, al igual que esta familia encabezada por la impresionante Naomi Watts (Maria) y su marido Henry, interpretado por Ewan MacGregor.
Una vez que te ha dejado sin aliento, llegamos a la fase del dolor físico, las secuelas del desastre y los restos de la tragedia. Sin esperanza, nos hace vagar por un paisaje de pesadilla, que parece salido de la mente de un sádico.
En estas dos primeras fases la fuerza la llevan las imágenes, dejando poco espacio para la música o los diálogos. No hay compasión con el espectador, que, boquiabierto, se muestra incapaz de alejar los ojos de la pantalla.
Y llegamos a la parte final, donde sucede lo imposible. La magnífica banda sonora de Fernando Velázquez te estruja, se te mete en el interior y es entonces cuando llega el tsunami final, el de las lágrimas... Las tuyas propias y las de los protagonistas. Resulta difícil no dejarse llevar por las emociones contemplando esta historia basada en hechos reales y realizada por un equipo magistral.
Los actores están increibles, pero cabe dstacar la interpretación del joven Tom Holland, el hijo mayor de esta sufridora familia, que sin proponérselo se convierne en todo un héroe.
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