Los Hermanos Ethan y Joel Coen realizan una revisión de este clásico del western dirigido por Henry Hathaway en el año 1969. En declaraciones hechas a los medios especializados han dicho que se han basado más en la novela de Charles Portis que en la película original. Eso es discutible, pero no le quita valor a este remake (o cómo queramos llamarlo). En la película original brillaba únicamente la interpretación de John Wayne. Eran otros tiempos y el look y el tono de la película era más inocente y luminoso. Los Coen se apropian de la historia y contando con un reparto en estado de gracia, atención a la reinterpretación que hace Jeff Bridges del alguacil Rooster Cogburn y sobre todo de Hailee Steinfeld, que dibuja una jovencita y vengativa Mattie Ross que deja al resto a oscuras.
Esta es una historia de venganza, la de Mattie hacia el hombre que asesina a su padre (Josh Brolin) y cómo, para ello, paga los servicios del reticente Cogburn, que poco a poco irá cogiendole cariño a la resolutiva muchacha. Al dúo se unirá un ranger, Laboeuf, un tipo estirado y pagado de sí mismo, que demostrará su valía en los momentos de más peligro.
Los Coen oscurecen la trama y nos muestran un Far West sucio, de gente adusta. Con momentos de humor mezclados con explosiones súbitas de violencia (atención al interrogatorio dentro de la cabaña).
En fin, si todos los remakes fueran como éste, bienvenidos sean.
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