La casualidad hace que un día conozca en el videoclub a Paolo (Milo Ventimiglia) del que automáticamente se enamora, aunque intenta alejarlo de su vida nocturna. El tipo insiste y termina por ser vampirizado por su novia, comenzando así una vida muy diferente a la que tenía hasta el momento. La comunidad vampírica del lugar son una especie de aristocracia, que no bebe sangre humana, sólo un sucedáneo o animal. Se encuentran en fiestas organizadas por Xenia, otra bella vampiro que conoce el éxito en las tablas del teatro.
Todo irá bien hasta la aparición de la "hermana" de Djuna, Mimi, una vampira que tortura y mata a sus víctimas para alimentarse de su sangre y que romperá la tranquila existencia de los protagonistas, a la vez que somete a Mimi a la más sádica de las pruebas...
La peli se deja ver, tiene una duración estándar, pero ya lo digo, el repetitivo look setentero pesa demasiado y sobre todo, la forma en que resuelven la historia puede llegar a ser algo risible.
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