Este remake de la película del año 80 dirigida por William Lustig nos presenta al joven y atormentado Frank (Elijah Wood), un solitario asesino que acecha a chicas atractivas y tras matarlas las despoja del cabello que coloca en su colección de maniquíes.
El director de esta versión, Frank Khalfoun, utiliza un recurso, el de la visión en primera persona, por lo que sólo veremos al psicópata reflejado (aunque, todo hay que decirlo, hay momentos en los que se salta esta "regla"...) lo que nos mete de lleno en la mente y pensamientos del asesino.
La cinta es terriblemente explícita y vamos a ver las muertes a la perfección (atención al brutal prólogo) así como la gris existencia y los recuerdos del restaurador de maniquíes. Una vida que parece cambiar cuando conoce a la guapa fotógrafa Anna, de la que se enamora en secreto. Pero claro, un tipo tan dañado emocionalmente no puede llevar una existencia normal...
Elijah Wood se aleja de sus roles típicos de chico bueno y en las ocasiones que vemos su rostro u oímos sus pensamientos se nos muestra desquiciado, enfermo por un dolor que no puede borrar si no es matando mujeres.
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