Max Lewinsky (James McAvoy), inspector de la policía británica, está a punto de frustrar un millonario atraco. Una bala en su rodilla lo dejará tirado en el suelo y tocado para siempre con una lesión incurable.
Años después, el ladrón que le disparó, Jacob Sternwood ( Mark Strong) deberá regresar al país al recibir una llamada de su hijo moribundo. La trama se complica cuando lo que parecía un simple robo que fue mal se convierte en una operación donde hay policías involucrados. Lewisnky y su compañera, Sarah Hawks, perderán el norte al no saber quién es amigo y quién enemigo. Finalmente, un hecho trágico hará que el policía y el ladrón unan sus fuerzas contra los agentes corruptos.
Impresionante reparto para esta cinta británica, junto a los protagonistas podemos encontrar a intérpretes del calibre de David Morrisey, Peter Mullan, Johnny Harris y todo un plantel de secundarios de calidad.
La familia Barret tiene una existencia normal hasta que extraños sucesos comienzan a ocurrir en su hogar. Al principio sólo se percata Lacy (Keri Russell), ya que su marido desempleado está entrando en una depresión de la que será sacado a la fuerza, cuando note como tanto él como su familia están sufriendo "apagones", hemorragias y descubren extrañas heridas y moratones en sus cuerpos.
Sólo la ayuda de un experto en abducciones Edwin Pollard (J.K. Simmons) les abrirá los ojos pero, ¿qué miembro de la familia es el que está en verdadero peligro?
Dirigida por Scott Stewart, que se pasa de la fantasía demoniaca (Legion) y postapocalíptica (El sicario de Dios) a una realismo cotidiano mezclado con los extraterrestres.
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