Barney Panofky (Paul Guiamatti)es un productor de televisión: irascible, bebedor, drogadicto en su juventud y que cae rendido ante las primeras faldas con las que se cruza.
Seremos testigos de su juventud en Roma, con su grupo de amigos, entre los que destaca Boogie(Scott Speedman), del que será acusado de asesinar años después, aunque nunca podrá probarse.
El presente, en el que ya anciano y abandonado por su esposa Miriam, se mezcla con el pasado y veremos cómo se enamora de ella el día de su boda con otra mujer (Minnie Driver) y así daremos uno y otro salto en el tiempo, conociendo la verdad de algunos hechos acaecidos y como en un momento dado, su vida cambiará terriblemente.
Richard J. Lewis, el director de la cinta, compone un relato, un retrato de un personaje que en principio no resulta demasiado agradable. No es un héroe, ni nada por el estilo. Pero con el tiempo veremos otras facetas de él y podremos reconocernos en un tipo imperfecto, un poco lo que todos somos.
Sorprendente la interpretación de Giamatti y un recuperado Dustin Hoffman, que interpreta a su padre, un ex policía judio.
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