domingo, 16 de mayo de 2010

ROBIN HOOD


La mayoría de los espectadores que vean esta película se preguntarán, incrédulos: ¿Pero, qué me están contando? Y la respuesta es precisamente la mejor virtud de esta película. Un humilde soldado del ejército de Ricardo Corazón de León, Robin Longstrey, será testigo del noble Robert de Loxley y éste le pide que le entregue su espada a su padre (Max Von Sidow). Así lo hará y junto a unos compañeros soldados llegan a Nottingham, donde conocerá a la mujer de Loxley, Lady Marian.
A la vez seremos testigos de los hilos políticos que se mueven y como Godfrey (Mark Strong), un agente del rey Juan, trabaja para el Rey de Francia y prepara una invasión.
Y en la sala nos seguiamos preguntando: ¿Y el bosque de Sherwood? ¿Y robar a los ricos para dárselo a los pobres?
No amigos, esta historia nos narra todo lo que ocurre antes de que Robin Hood exista como ladrón, es una especie de Año Uno y termina justo donde comienzan la mayoría de versiones que ya hemos visto sobre el personaje.
Ridley Scott deja de lado su lado más artista y narra con buen ritmo esta aventura, que aunque le sobran unos minutos de metraje, distrae y mucho. Un detalle negativo es ese gusto por narrar las batallas de forma que no se vea casi nada, como viene haciendo el director desde Gladiator.

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