Jordan cae víctima de una depresión, dejando su puesto y dedicándose a la instrucción de nuevos empleados. Sólo una nueva llamada de otra chica secuestrada la hará regresar al teléfono y se iniciará un juego del ratón y el gato con el asesino, en el que una de las principales piezas, la chica, deberá demostrar su dureza, ya que la situación no pinta nada bien para ella.
Hay películas como ésta, tremendamente distraídas, con una duración estándar de 90 minutos, que son perfectas para evadirnos un rato, sin más complicaciones. Curiosamente está dirigida por Brad Anderson, el que fuera una de las jóvenes estrellas del nuevo género de terror (Session 9, El Maquinista, Transsiberian...) y que se dedica últimamente a la realización de series de televisión (Rubico, Treme, Fringe, Boardwalk Empire...) y alguna que otra película, como ésta misma o la anterior Vanishing on 7th Street, que es probable que pasen sin pena ni gloria. Una lástima.
Curioso el papelito de Michael Imperioli (Los Soprano), no os digo más...
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