RAY DONOVAN

Si hubiera que puntuar a una serie por la calidad de su episodio piloto, el de esta nueva producción creada y escrita por Ann Biderman (Southland) obtendría una nota muy alta, no me atrevería a ponerle un diez, pero casi.
Ray (Liev Schreiber) es un fixer, un "arreglador" en Hollywood. Posee los contactos y el equipo necesarios para limpiar la imagen de cualquier cliente. Por ejemplo, con tres llamadas telefónicas soluciona un terrible problema con el que se despierta un millonario jugador de basket y a la vez resuelve cualquier duda sobre la sexualidad del actor de moda.
El problema es que, tal como dice el refrán "En casa del herrero, cuchara de palo" y la vida de Ray es bastante turbulenta: Tiene dos hermanos, uno alcohólico y drogadicto, que fue víctima de una violación cuando era pequeño; El otro padece una grave lesión; su padre (Jon Voigh) es un bastardo sin corazón que, para colmo de males, acaba de salir de la cárcel y por si todo esto fuera poco (que no lo es...) su relación con su mujer e hijos no es todo lo buena que debiera por culpa del trabajo y las "tentaciones" a las que se enfrenta.
Pues bien, en un sólo episodio vemos a Ray en acción (atención a las dos alternativas que le da al acosador)
, conocemos a su familia y se plantea el gran problema que va amargarle al existencia. Y todo ello con un ritmo perfecto y haciendo un retrato de todos y cada uno de los personajes (que son muchos) que aparecen en la trama.
Me atrevería a decir que estamos ante una muy buena serie. El tiempo y las audiencias lo dirán.