Luc Besson viene desarrollando una incesante labor como productor y guionista de películas que si bien no van a ganar ningún Oscar cumplen a la perfección con su función: Distraer y divertir. La sagas Taxi y Transporter, Taken, Distrito 13, Danny the dog; son algunos ejemplos de películas de acción, destinadas a un público que busca pasar un buen rato en la sala mientras come palomitas.
Y lo ha vuelto a conseguir con la historia de Cataleya, una niña colombiana que es testigo del asesinato de sus padres a manos del sanguinario Marco, mano derecha del criminal Don Luis. El padre de la pequeña intenta dejar los negocios sucios, pero todos sabemos que nadie sale impune de ese oscuro mundo.
Tras una espectacular persecución, Cata llega a Chicago y allí vivirá junto a su tío y mentor, al cual le pide que la convierta en una asesina para poder vengar la muerte de sus progenitores.
De un salto nos encontramos con una Cataleya adulta que continúa con su cruzada, aceptando encargos de su tío y viajando por el mundo dejando un rastreo de sangre. Hasta ahora las autoriadades han sido incapaces de ponerle un rostro a la implacable asesina. Pero el amor hará que cometa fallos y su relación con Danny (Michael Vartan) la convertirá en el objetivo de la policía y de Marco (Jordi Mollá), con el que tiene una deuda pendiente...
Zoe Saldaña encaja perfectamente en este papel que nos recuerda al personaje creador por Frank Miller, Elektra Asesina y la trama, aunque presenta agujeros del tamaño de la Fosa de las Marianas (¿el entrenamiento?), cumple a la perfección con su cometido. Durante hora y media nos lo pasamos bien, siendo testigos de los diferentes métodos que utiliza Cata para acabar con sus víctimas.
Olivier Megaton, el director cumple con su labor tras la cámara y no nos marea, como ya hizo en la tercera entrega de Transporte y supongo que seguirá en una futura secuela de Taken, en la que dirigirá a Liam Neeson.
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