domingo, 8 de mayo de 2011

NEDS


Delincuentes Sin Educar. Estás son las siglas que ponen título a la película del actor, director y guionista Peter Mullan. En ella se nos narra la historia de John McGill, un chaval estudioso, que trata de destacar entre sus compañeros. El problema es que en casa las cosas no son demasiado felices: Un padre alcoholizado y un hermano mayor delincuente juvenil son dos espejos en los que John tratará de no mirarse, pero en los que al final se sumergirá para convertirse en uno más de una pandilla. La violencia se convertirá en algo común en su vida, que inesperadamente le salpicará a él y a su familia.
Amargo retrato de una época y un estrato social del que surgieron movimientos basados en la violencia, que hoy en día aún nos resultan conocidos (los skin heads, por ejemplo).
Peter Mullan se reserva el papel del alcoholizado padre de John y lo borda, con un momento final que va más allá de lo dramático. ¿Habrá esperanza para el chico? La imágen con la que se cierra la cinta es lo suficientemente esclarecedora. Una metáfora de lo que le espera en la vida.

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