Para los que aún no hayáis visto The Wire y tal vez os dé pereza, os recomiendo este aperitivo, salido de la mente de los genios David Simon, Ed Burns, David Mills y Charles S. Dutton. Los dos primeros escribieron el libro en el que se basa esta miniserie que retrata la vida de una familia de color en las calles, las esquinas de Baltimore. Podíamos decir que es un prólogo a lo que luego se narrará en The Wire, pero aquí nos metemos de cabeza en el mundo de los drogadictos: Gary, el padre y Fran, la madre, viven enganchandos a las drogas, cada uno por su lado. Tienen un hijo en común, DeAndre, un chaval que no trabaja y se busca la vida en una esquina. Viven rodeados de toda la fauna de mendigos, adictos y vecinos que tratan de pasar el día a día lo mejor posible. Hay momentos de humor dentro de la espiral de desesperación en la que se convierte sus vidas y veremos en breves flashbacks lo que era la vida de este matrimonio y como la droga lo arruinó todo.
Hay breves destellos de esperanza cuando algunos personajes intentan desintoxicarse, pero como ellos mismos confiensan, lo más duro empieza después. Nos encontramos con estereotipos que más tarde, en The Wire, serán seguidos a fondo, como el simpático Bubbles, que en esta miniserie podía ser el pintor Blue o algún que otro agente de policía que ya recuerda a Jimmy MacNulty.
Con una estructura de falso documental, al principio y al final de cada episodio el entrevistador (el director y actor Charles S. Dutton) habla directamente con los personajes y al final del sexto y último episodio seremos testigos de la dura realidad que ha rodeado a estas personas.
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