El matrimonio comparte las misiones que les encomiendan sus superiores y el problema es que, pese a su lealtad ciega, comienzan a tener dudas, miedos. Al fin y al cabo viven en el país de la libertad y las oportunidades, tal vez podrían abandonar sus disfraces y vivir sin mentiras y peligros...
Estos pensamientos de deserción serán interrumpidos por un hecho casual que los pondrá en alerta: Un nuevo vecino llega al barrio, el agente del FBI Stan Beeman, un tipo cordial que esconde a un auténtico experto en encontrar y desenmascarar a agentes enemigos.
El creador de la serie, Joe Weisberg ya demostró con Damages la buena mano que tiene para los guiones y aunque el episodio piloto es magnífico no se queda en eso y en su segunda entrega el nivel de esta nueva serie no baja, lo que nos hace pensar que podemos encontraros ante una joyita catódica.
Es imposible para el espectador no empatizar con esta pareja de agentes, ya que en varios flashbacks seremos testigos de lo implacable y duro que fue su entrenamiento para convertirlos en lo que son: perfectos americanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario