La película comienza ofreciéndonos uan realidad en blanco y negro, en la cual conocemos a Oz, Oscar (James Franco), un mago de tres al cuarto, que lo único que busca es ganarse unos peniques y robarle un beso (y algo más) a las inocentes chicas que frecuentan a feria de freaks en la que trabaja.
Esta afición por la faldas provocará que tenga que salir huyendo del lugar en un globo aerostático, con tan mala (o buena, según se mire) suerte que va a parar al interior de un furioso huracán que lo traslada una una tierra desconocida, de vivos colores y donde conocerá a sus curiosos habitantes: La primera de ellos será la bruja buena (en todos los sentidos...) Theodora (Mila Kunis), que se dejará encadilar por el farsante, lo que después acarreará graves consecuencias... Ésta lo llevará a la Ciudad Esmeralda, donde se encontrará con Evanora, otra bruja que le informa de la existencia de la maligna Bruja del Norte, con la que deberá enfrentarse si quiere liberar a los habitantes de Oz de un destino oscuro.
Pese a no ser éste el producto que uno esperaría de Sam Raimi (yo lo prefiero cuando toca el terror, genero que se le da muy bien) se nota que el director le tiene cariño a la cinta protagonizada por Judy Garland y que se ha convertido en un icono con los años, así como la sentimental canción "Somewhere over the raimbow". Es curioso conocer el origen de muchos de los personajes que vimos en aquella versión de la novela de L. Frank Baum y la transformación de la terrible bruja. A veces la belleza más arrebatadora esconde la crueldad más ponzoñoza.
Los efectos tienen esa mezcla de nuevo y antiguo, los paisajes son hipnóticos y es curioso observar como el ingenio de timador hará que Oz obtenga su redención final.
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