El título de esta cinta norteamericana describe a la perfección lo que nos vamos a encontrar: Un hombre en una cornisa, pero también podemos traducir su título como Un hombre al límite. Y es que su protagonista, Nick Cassidy, es un ex policía encarcelado por un robo de diamantes. Pero no adelantemos acontecimientos, ya que la película comienza con Nick llegando a un lujoso y céntrico hotel, se hospeda en una de sus habitaciones, almuerza y tras ponerse el abrigo abre la ventana y sale al exterior de la cornisa... Es a partir de aquí cuando comenzará un plan, del que poco a poco nos hará partícipe y en el que nada es lo que parece, pero cuyo fin es demostrar la inocencia del policía.
Con un buen reparto comandado por Sam Worthington y al que acompañan Elizabeth Banks como Lidya Mercer, una eficaz mediadora del cuerpo de policía que no podrá evitar implicarse en la historia de Cassidy cuando se da cuenta de que hay muchas mentiras alrededor de lo que le llevó a prisión; y Jamie Bell, Edward Burns, Ed Harris y los televisivos Titus Welliver y Kyra Sedgwick interpretan al resto del eficaz elenco de esta película divertida, distraída, sin más pretención que la de hacernos pasar un buen rato y que está dirigida con buena mano por el debutante Asger Leth. Una mezcla de El Negociador con las pelis de robos, y ya os estoy dando una pista...
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