lunes, 18 de enero de 2010

ELEMENTAL


Confieso ahber ido algo temeroso al cine para ver la última película de Guy Ritchie. En la prensa se airearon los diversos problemas que esta producción ha tenido, entre ellos el rodar escenas adicionales, lo que casi nunca es buena señal.
Pero no, mis temores eran infundados. En primer lugar, los guionistas respetan al personaje, a los personajes. Sherlock Holmes es el de siempre, lo que ocurre es que vemos facetas de él que se citan en las novelas de Conan Doyle pero que hasta ahora no habían sido mostradas tan a las bravas. Holmes es un experto conocedor de varias artes marciales y del deporte del boxeo. Es por ello que con la agudeza que lo caracteriza resuelve sus enfrentamientos con rapidez y resultados satisfactorios (geniales las escenas de pelea, con un montaje que deja ver el sello de Guy Ritchie).
El detective tiene vicios visibles y otros que se le suponen (se pasa la peli sorbiendo por la nariz...) pero pese a todo es la mente brillante de siempre y todos los crímenes cometidos en la historia tendrán una explicación lógica.
Watson, por otra parte, es un militar retirado que arrastra una lógica cojera y que tampoco se queda manco a la hora de repartir mamporros.
La química entre ambos actores es perfecta, se nota que han sido compañeros de fatiga durante mucho tiempo y es la irrupción en la relación de Mary, la prometida del doctor, lo que nos hará disfrutar de varios momentos de lo más divertido.
Es esta una visión del personaje moderna, rápida, divertida, que nos muestra un Londres que parece escapado del comic de Alan Moore La Liga de los Extraordinarios Caballeros. Con un villano a la altura de las circunstancias y la sombra de otro (Moriarty) que nos deja con ganas de más, de mucho más.
A diferencias de otras crepusculadas, que pervienten y añoñan el mito vampírico, ésta si que es una buna forma de acercarse al personaje holmesiano y, si se quiere, embarcarse en las novelas de Conan Doyle.

1 comentario:

  1. Vaya, pues me has animado a verla, no creas que las tenía todas conmigo.

    La puntillita al final hacia otras producciones, genial.

    Saludines,
    YoMisma

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