Este mes se estrenan las últimas producciones de Clint Eastwood y Peter Jackson. Cada vez que se estrena una película ded estos genios esperamos, nerviosos, para poder hincarles el diente. Lo malo es que en las filmografías de todos los grandes directores hay pequeños traspiés, creaciones fallidas. Y éste es el caso...
Invictus de Eastwood se sale de las historias a las que nos tiene acostumbrados el director y nos narra como Nelson Mandela se convierte en Presidente de Suráfrica y no se le ocurre otra cosa para aunar a su pueblo que hablar con el capitán de la Selección Nacional de rugby y "animarlos" para que ganen el Mundial.
He de confesar que el argumento no me ha enganchado y exceptuando la magnífica personificación que Morgan Freeman hace de Mandela y un par de es escenas (unas pinceladas que nos muestran la soledad del Presidente y la relación que se establece entre los guardaespaldas de éste) el resto me pareció cansino, con largas escenas de partidos de rugby (deporte que no comprendo...) Pero lo peor son dos momentos: El primero es una escena en la que, de repente, nos meten una canción tipo "Un mundo ideal" donde una pareja canta una bonita balada amorosa que no pega en absoluto (de hecho, la banda sonora, minimalista, es del propio Eastwood) y el otro, terrible, es cuando el invisible Matt Damon (nunca lo vi hacer un papel más soso...) visita la prisión donde Madela pasó la mayor parte de su vida y al mirar por la ventana de su celda tiene una visión en la que ve al prisionero picando piedra y éste, ¡lo mira! Increible.
En fin, para amantes del rugby y poco más, por desgracia...
The Lovely Bones es la propuesta de Peter Jackson, basada en un best seller de la escritora Alice Sebold y la adaptación realizada por Jackson y su dúo de colaboradoras Fran Walsh y Philippa Boyens pues bueno, viendo lo dura que es la historia que se cuenta - El asesinato de una jovencita por un vecino psicópata, la desintegración de su familia y como la cría lo ve todo desde un particular "cielo"- han optado por hacer un lavado light y en ningún momento veremos ninguan escena dura. Tan sólo habrá un par de momentos en los que podremos vislumbrar lo que esta historia de terror podría haber sido. En primer lugar, dos errores de casting garrafales, tanto Mark Whalberg como Rachel Weizs no parecen creerse sus roles y no transmiten el dolor que debe sentirse con la pérdida de una hija.
Pero lo peor viene la final, y es que cuando en una historia se marcan, delinean unas reglas, hay que cumplirlas y aquí el trío de guionistas se las saltan y hacen lo impensable. No lo voy a contar aquí, pero sólo diré que todo lo bueno que tiene la película, que es mucho, queda manchado con un par de escenas. Una pena viniendo de un director que ha hecho bestialidades tales como Braindead, pero que ahora parece que padecer el Sindrome Spielberg y se ha ablandado.
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