Despierta bajo tierra, en una tumba oculta en una cueva y al salir al exterior contempla atónito unas extrañas máquinas de cuatro ruedas que están a punto de atropellarlo. Son coches y está en el siglo XXI.
Los hechos se aceleran y junto a él ha viajado también el jinete descabezado. Después de ser arrestado, acusado de muerte del sheriff del pueblo, se inicia una frenética búsqueda, misterios que explicarán la presencia de los dos enemigos en nuestros días.
No voy a desvelar mucho más, pero os aseguro que este episodio piloto es una divertida y sobre todo, desquiciada, montaña rusa en la que se mezclan la brujería, maldiciones, los Cuatro Jinetes del Apocalipsis y una escurridiza presencia demoniaca... Casi nada.
Cabe destacar el acierto de casting que supone el protagonista, Tom Mison, que aunque no tiene nada que ver con el desgarbado y torpe Crane del cansino Johnny Depp en la, magnífica por otra parte, película de Tim Burton, le da ese aire de tristeza y resulta convincente como personaje fuera de su tiempo.
Veremos como evoluciona y crucemos los dedos para que no termine siendo un producto parecido a Grimm y similares.
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