Hay productos cinematográficos/televisivos que, confesémoslo, son malos. Pero tienen algo que nos divierte, dejándonos enganchados a la pantalla. Es el caso de esta nueva serie, Spartacus: Blood and Sand, que se emite en la cadena Starz. Producida por Sam Raimi y creada por su partner in crime en otras lides catódicas Steven S. Dknight (Xena, Hercules...)nos encontramos ante una curiosa vampirización de la película 300, basada en el comic de Frank Miller. Si en la película se vertían cubos de sangre, aquí son litros y litros. La cámara lenta utilizada por Zach Snyder con maestría aquí se convierte en un recurso usado hasta la extenuación. El poquito de sexo que se nos mostraba en la peli (la escena entre Lena Headey y Gerard Butler) es aquí marca de la casa, y podremos ver cuerpos desnudos a tutiplén. Para que no digan que es una serie dirigida a los babeantes tíos, aquí nos salpicará el sudor de los musculados cuerpos de los gladiadores. Las chicas, en especial una espectacular Lucy Lawles (cuerpazo!!) se nos muestran en todo su esplendor y por si fuera poco le veremos la cigala a más de un personaje, entre ellos, un travesti.
¿Pero que es lo que tiene de bueno esta serie? Pues plantéa un drama clásico, la separación del tracio de su esposa Sura, su esclavitud y cómo se verá obligado a lucgar en la arena de Capua. Su dueño, un genial John Hannah, firmará un trato con él. Un pacto firmado con sangre, la del propio gladiador y la de sus oponentes.
Filmada con ritmo, sin ningún tipo de censura. Es violenta hasta la extenuación, hay sexo para todos los gustos y los fans acérrimos de 300 podrán darse golpes en el pecho mientras gritan Espartaaaa!!!! ¿Qué más se puede pedir?
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